En medio del ruido, el caos y el afán de la gente, la comida callejera hace parte del paisaje urbano, la calle es el punto de encuentro donde sin importar la clase social, ni el día o la hora será el deleite de los miles de paladares.
Un estudio de NielsenQ (2016) indica que el 38% de los colombianos comen fuera de sus hogares, en repetidas ocasiones durante la semana. En otras palabras, comer en la calle no solo es una tendencia sino una práctica habitual del día a día en Bogotá.
La antigua Santa Fe de Bogotá, se consolida como una de las ciudades donde permanece la comida callejera como unas de las tradiciones vivas y una parte esencial del paisaje capitalino. Más que una alternativa rápida y económica, es una experiencia cultural que refleja la riqueza gastronómica y la diversidad popular.