Dos niñas se quemaron en un colegio en Bogotá por negligencia en los protocolos de seguridad

Martes, 22 Abril 2025 21:09
Escrito por

En un accidente ocurrido en los laboratorios de física del Colegio Agustiniano Norte, dos niñas se vieron gravemente afectadas y fueron trasladadas al Hospital Simón Bolívar.

Laboratorio de física del Colegio Agustiniano Norte||| Laboratorio de física del Colegio Agustiniano Norte||| Norlab.|||
285

Información adicional

  • Coautor 1: Andrés Felipe Riascos

El 27 de febrero, los 36 estudiantes de 11ª del Colegio Agustiniano Norte se prepararon para recibir su clase de física en el laboratorio. Para ingresar a este espacio es necesario usar bata blanca de manga larga; si se tiene el cabello largo, este debe ser recogido, los accesorios de uso diario de los estudiantes, tales como bufandas y joyería y los alimentos están prohibidos dentro de este lugar.

Indumentaria reglamentada por el Ministerio de Educación para los laboratorios de los colegios de Colombia. Tomado: Ministerio de Educación.

Ese jueves, los estudiantes se prepararon para su práctica en el laboratorio. Se pusieron sus batas para verse como científicos mientras esperaban a que el profesor llegara. Cuando llegó el profesor, todos se dirigieron al laboratorio. Cada uno entró con su grupo, conformados por tres estudiantes, para realizar los experimentos del día. La indicación del profesor fue que cada grupo hiciera su mechero casero con algodón, alcohol y una lata de gaseosa, aunque el laboratorio contaba con cuatro quemadores Bunsen profesionales en los mesones.

Los estudiantes, entre risas, juegos y diversión, hicieron sus mecheros. Comenzaron cortando una lata, empaparon el algodón con el líquido transparente que, por ser tan volátil y tener un olor tan fuerte, les hacía picar la nariz. Por último, con un encendedor y fósforos, buscaban prender la llama con mucha ilusión para darse cuenta de que aquel experimento había dado su resultado.

También te podría interesar ver: En la fila por la vida: crónica de quienes esperan por un trasplante de órgano

Todos se pusieron felices: habían creado sus propios mecheros con los que realizarían el experimento. El profesor pasó por cada uno de los 12 grupos revisando que todo estuviera bien. Sin embargo, en uno de los grupos, la llama era casi nula, no se veía con la intensidad de los otros 11. Ellos querían más, querían ver ese rojo intenso que emitía el fuego que tenían sus compañeros. Uno de los chicos del grupo, sin pensarlo, tomó en sus manos su botella de alcohol. Si el líquido era el combustible, solo era necesario poner un poco más. Destapó el recipiente y roció directamente el interior de la lata.No dio tiempo de pensar en lo que estaba pasando, cuando el alcohol tocó el mechero ya encendido y, como en una película de acción, emitió una llamarada que inundó todo el laboratorio llegando hasta el cuerpo y la cara de dos niñas, también integrantes del grupo. La zozobra y el miedo inundaron el lugar, el humo que se estaba produciendo empezó a introducirse por las fosas nasales de los estudiantes y el profesor. Respirar costaba, hacía toser a todos los que allí estaban.

Pero, la preocupación más grande fueron las dos niñas afectadas, su piel y su ropa estaban en llamas. Para apagarlas, se acordaron de las duchas de seguridad que se encontraban ahí, uno de los elementos que debe tener todo laboratorio educativo según el Ministerio de Educación. Con su mano, jalaron con la fuerza que tenían en ese momento a pesar de la desesperación, pero lo único que salió fueron unas pocas gotas de agua que no ayudaron a apagar el fuego que se expandía.

Normas y deberes del docente en los laboratorios. Tomado: ministerio de educación.

Los estudiantes, en su desesperación, no supieron cómo reaccionar, pues el extintor del laboratorio se encontraba a sus espaldas como lo muestran los vídeos de seguridad. La única solución que encontró el profesor Daniel González fue pedirles que rodaran por el piso, lo que logró que el fuego desapareciera de sus cuerpos, pero dejó graves heridas en sus caras, cuellos, brazos y pecho.

Negligencia y mal uso en los protocolos de seguridad

Las investigaciones del Colegio Agustiniano Norte llevaron a la conclusión, como lo comentó Laura Vaquiro, encargada del área de protección y salud en el trabajo de esta institución, que los protocolos de seguridad no fueron cumplidos, pues se realizó una acción que causó el acto inseguro: “allí hubo una mala práctica porque se llevó una sustancia química que no se tenía que haber usado en el laboratorio. Entonces de ahí nace lo primero que ocurre que no se debía haber usado sustancias químicas en el laboratorio diseñado para física.

Algo falló en los protocolos de seguridad. Tenían a su disposición cuatro quemadores Bunsen que no fueron usados y que tienen menor probabilidad de causar un accidente. “Él dividió muchos grupos porque quiso que fueran más pequeños. Entonces es un curso de 36 estudiantes. Al hacer la división son muchos estudiantes y muchos grupos, por lo tanto, el control es más difícil”, afirmó Laura Vaquiro.

Además, las duchas de emergencia deben funcionar en todo momento. El registro no puede estar abierto a medias, debe tener buen flujo de agua como lo indica el Ministerio de Educación.

Infraestructura mínima de los laboratorios escolares, como duchas funcionales. Tomado de: Ministerio de Educación.

También te podría interesar ver: “De puertas para adentro”: el trabajo del hogar no es una ayuda

Seguir al pie de la letra los protocolos establecidos y aprobados por la Secretaría de Educación es importante. Algo que podría parecer un simple experimento se convirtió en un grave accidente por negligencia tanto por parte de la institución como del profesor.

Plaza Capital habló con Lina Marcela Muñoz Ávila, abogada constitucionalista de la Universidad del Rosario, quien explicó que los colegios como instituciones privadas deben velar por la seguridad de los estudiantes en las diferentes áreas y “eso implica garantizar unos protocolos y unas medidas muy estrictas, por ejemplo, en el uso de sustancias o en el manejo de elementos que puedan implicar amenazas a la vida o a la integridad de los estudiantes”.

Cómo se activó el plan de emergencias en el colegio

Mientras algunos estudiantes buscaban ayuda, las jóvenes fueron trasladadas de inmediato a la enfermería del colegio, donde se les brindaron los primeros auxilios. Pero la gravedad de sus heridas requería atención médica especializada. Ante la tardanza de las ambulancias, tomaron la decisión de llevarlas a la Clínica Shaio en un carro de la institución.

Tras su llegada, los médicos determinaron que una de ellas presentaba quemaduras en las vías respiratorias, lo que los obligó a sedarla e intubarla. Debido a la complejidad de sus lesiones, ambas fueron remitidas al Hospital Simón Bolívar, donde, actualmente, permanecen en la unidad de cuidados intensivos con pronóstico reservado.

El accidente ha generado una fuerte preocupación entre los familiares de las afectadas, quienes han cuestionado la respuesta del colegio ante la emergencia. Ellos denuncian la falta de equipos de seguridad adecuados en el laboratorio y la falta de información clara sobre la póliza de responsabilidad civil que debería cubrir los gastos médicos.

Además, las familias aseguran que la institución no ha reportado el incidente a las autoridades competentes como la Secretaría de Educación y la Secretaría de Salud. Laura Vaquiro aseguró que se llamó al seguro y a una ambulancia, aunque no confirmó el incidente fue reportado a la secretaría de educación: “Llamamos a Emi para que llegara una ambulancia y nosotros manejamos un seguro que es desde el seguro estudiantil y desde allí se supone que nos garantizan que si nosotros pedimos ambulancia llegan 5 o 10 minutos, pero eso no pasó.”

También, han solicitado, mediante un derecho de petición, acceso a los videos de las cámaras de seguridad del colegio, pero esta solicitud ha sido negada con el argumento de que en las grabaciones aparecen menores de edad.

Días después, el rector del colegio, Juan José Gómez Gómez, emitió un comunicado dirigido a los padres de familia. En este, aseguró que el Comité del Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo está investigando lo sucedido y tomará las medidas necesarias. Mientras tanto, las familias de las estudiantes continúan esperando respuestas y apoyo en medio de la incertidumbre y la esperanza de que las jóvenes logren recuperarse.

El rector recibió en una entrevista a Plaza Capital y delegó a Laura Vaquiro para mostrar los protocolos de seguridad y dar las conclusiones de las investigaciones por parte del colegio.

                          

Comunicado emitido días después por parte del rector Juan José Gómez Gómez. Tomado: Colegio Agustiniano Norte.

¿Cuál podría ser la responsabilidad civil y penal del colegio y el profesor?

El accidente no solo dejó a dos estudiantes con graves quemaduras, sino que también abrió una serie de interrogantes sobre la responsabilidad de la institución y del docente a cargo.

Las familias de las víctimas han insistido en que el colegio debe responder por lo ocurrido. Argumentan que no se cumplieron los protocolos de seguridad en el laboratorio y que, de haber existido medidas adecuadas, el accidente se habría podido evitar.

La abogada Lina Marcela Muñoz Ávila explica que, antes de exigir una compensación económica, se debe demostrar que hubo negligencia por parte del colegio. Es decir, que los materiales inflamables no estaban bien custodiados, que no había equipos de seguridad funcionando o que el docente no supervisó correctamente el experimento.

Si se comprueba que la institución no garantizó un entorno seguro, podría ser obligada a cubrir los gastos médicos de las estudiantes y otros costos derivados del accidente. La póliza estudiantil debería haber sido activada para asumir esos pagos, pero hasta ahora no hay claridad sobre si se hizo o no el trámite.

En cuanto a la posible responsabilidad penal, la abogada señala que, si se determina que hubo omisión de medidas de seguridad o negligencia grave, el profesor o la institución podrían enfrentar consecuencias legales. Sin embargo, esto dependería de una investigación más profunda y de la evaluación de un especialista en derecho penal.

Por ahora, las familias siguen esperando respuestas. No solo exigen apoyo para la recuperación de las estudiantes, sino también claridad sobre lo que pasó y quién debe asumir las consecuencias.

También le podría interesar: Al filo del asfalto: El peligro de ser ciclista en la ciudad y la carretera